quarta-feira, 15 de outubro de 2014

ÉBOLA E A INDÚSTRIA FARMACÊUTICA



 
Obra de Hieronymus Bosch



Epidemia de ébola
 
Joe Krishnan
 
El científico que dirige la respuesta del Reino Unido a la pandemia de ébola ha lanzado un ataque devastador a la gran industria farmacéutica, acusando a los gigantes del sector, entre ellos a las compañías GlaxoSmithKline (GSK), Sanofi, Merck y Pfizer, de no haber fabricado una vacuna, no porque no fuera posible, sino porque “no era negocio”.

La epidemia de ébola de África Occidental, que hasta ahora se ha cobrado bastante más de 2.000 vidas, podría haberse evitado desde el principio si se hubiera desarrollado una vacuna y se hubiera hecho acopio de una cantidad adecuada de dosis, cosa que según el profesor Adrian Hill, de la Universidad de Oxford, era factible. Un equipo dirigido por el profesor Hill comienza ahora las pruebas con una vacuna experimental contra el ébola, desarrollada deprisa y corriendo en una carrera desesperada por frenar la propagación del virus en Guinea, Sierra Leona y Liberia. Si supera los ensayos de seguridad y eficacia se podrían utilizar 10.000 dosis de la vacuna –desarrollada conjuntamente por la compañía británica GSK y los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE UU– para proteger al personal sanitario de África Occidental de aquí a diciembre. No obstante, el profesor Hill ha declarado que el hecho de que no se dispusiera de una vacuna para poner coto a la enfermedad cuando surgió el primer brote en Guinea hace seis meses constituye un “fallo de mercado” del sistema comercial de producción de vacunas, que está dominado por la gran industria farmacéutica.

La dimensión del brote de ébola y la devastación que está causando en pérdidas de vidas humanas y colapso social hizo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ordenara una aceleración sin precedentes de los procesos normales de producción de medicamentos. Los expertos están estudiando diez posibles tratamientos y vacunas del ébola que todavía no están autorizados, entre los que la vacuna de GSK/NIH es una de las más prometedoras. Se ha decidido prescindir de los procedimientos de aprobación, que normalmente duran hasta 15 años, para poner a punto lo antes posible medicamentos y vacunas. Ya se ha utilizado el fármaco experimental ZMapp, desarrollado por Mapp, una pequeña empresa biofarmacéutica de EE UU, para tratar al menos a siete pacientes –cuatro de ellos occidentales–, mostrando resultados prometedores en ensayos con primates. Ahora las existencias se han agotado, pero el gobierno de EE UU ha entregado a Mapp 25 millones de dólares para acelerar la producción.

El viernes, la OMS se reunió en Ginebra para evaluar las opciones, pero concluyó que a pesar de las medidas extraordinarias, “ no se prevé que para antes de finales de 2014 haya disponibles nuevos tratamientos o vacunas suficientes para un uso extendido”. Junto con la vacuna de GSK/NIH, que se ensayará en Oxford con voluntarios sanos dentro de dos semanas, hay una vacuna canadiense que también parece prometedora y se está ensayando en EE UU. El profesor Hill explicó que la vacuna de GSK/NIH, que se basa en una cepa del virus del resfriado de chimpancé llamada ChAd3, se desarrolló inicialmente en EE UU para su uso potencial frente a un atentado bioterrorista y que solo existía gracias a los cuantiosos fondos de financiación otorgados a las vacunas destinadas a la defensa.

A la pregunta de por qué no había una vacuna autorizada, el profesor Hill dijo: “ Bueno, ¿quién fabrica las vacunas? Hoy en día, la producción comercial de vacunas está monopolizada por cuatro o cinco megaempresas –GSK, Sanofi, Merck, Pfizer–, que figuran entre las compañías más grandes del mundo. El problema es que incluso si se descubre una vía para crear una vacuna, si no tiene un gran mercado las grandes empresas consideran que no vale la pena… La vacuna contra el ébola para las personas que más la necesitaban no era negocio debido, en primer lugar, a la naturaleza del brote; en segundo lugar, al número de personas que probablemente se verían afectadas, que hasta entonces se consideraba que sería reducido; y en tercer lugar, al hecho de que la gente afectada se halla en algunos de los países más pobres del mundo y no pueden pagar una nueva vacuna. Es un fallo del mercado. ”

Dijo que la creación de una vacuna contra el ébola era “técnicamente más factible” que otras vacunas contra enfermedades graves y más extendidas como la tuberculosis, el sida y la malaria, que reciben más fondos de financiación. “Esto nos enseña algo”, añadió, “ y es que si se hubiera invertido en la búsqueda de una vacuna contra el ébola y esta estuviera disponible al aparecer el brote, la epidemia se podría haber cortado de raíz, al tener la posibilidad de vacunar a la región en que todo comenzó. Lo que ocurrió en Guinea es que se descontroló y se propagó. Si se invierte en la producción de una cantidad relativamente pequeña de vacunas que estén disponibles en el lugar preciso, tan pronto como ocurre algo se pueden ahorrar enormes cantidades de dinero, aparte, claro, de preservar muchas vidas .”

Una vez se ha desencadenado la epidemia, las autoridades públicas han de colaborar ahora con la industria farmacéutica para impulsar el desarrollo de vacunas contra “enfermedades epidémicas” como la del ébola, además del sars (síndrome respiratorio agudo y grave), el Marburg y el Chikungunya, dijo el profesor Hill, con el objetivo de crear reservas en países vulnerables. En un ensayo con 16 primates infectados por el virus ébola, una única dosis de ChAd3 bastó para proteger a los 16 animales. En las pruebas con humanos participan 140 personas sanas, 60 británicas y 80 residentes en Mali y Gambia. GSK ya está impulsando a marchas forzadas el desarrollo de la vacuna y espera tener 10.000 dosis disponibles a finales de año. Si se demuestra que es segura y eficaz, la vacuna se administrará al personal sanitario de los países afectados por el ébola. Cientos de trabajadores y trabajadoras han muerto a raíz de la epidemia actual y muchos se niegan a acudir al trabajo.

Un portavoz de la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica ha declarado que las empresas del sector “ están comprometidas desde hace tiempo en la lucha continua contra las enfermedades infecciosas. La epidemia del ébola es un problema global y requiere una respuesta multilateral que ha de incluir la cuestión del control de la infección. La cooperación con las autoridades y los medios académicos competentes de todo el mundo sigue siendo un aspecto consustancial al enfoque del sector .”

Confinamiento de la población

Sierra Leona anunció ayer un confinamiento de cuatro días a escala nacional, en un intento desesperado de detener la propagación del ébola. La epidemia ya ha segado la vida de más de 2.100 personas en África Occidental desde el mes de marzo, y las cifras publicadas por las Naciones Unidas muestran que hasta el pasado viernes Sierra Leona había registrado 491 muertes. En un intento de frenar el avance de la infección y permitir al personal sanitario aislar los casos recientes de la enfermedad, se prohíbe a la población salir de sus casas entre el 18 y el 21 de septiembre. Más de 21.000 personas vigilarán el confinamiento. Ibrahim Ben Kargbo, asesor del grupo de trabajo nacional sobre el ébola, dijo que esta dura iniciativa era “ necesaria para hacer frente de una vez por todas a la propagación del ébola”. Médicos sin Fronteras ha declarado que la medida comporta el riesgo de que las víctimas pasen a la “clandestinidad” y aumente el riesgo de propagación del virus. La lucha contra el ébola ya se ha visto dificultada por la desinformación y la desconfianza del personal sanitario.



The Independent
Traducción de Viento Sur
http://www.vientosur.info/spip.php?article9465

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