quinta-feira, 19 de março de 2009

Un experto en despertar críticas

Hupper, o SÁTIRO

Aunque nadie esperaba que dijera lo contrario, la condena de Benedicto XVI al uso de preservativos justo al llegar al continente más afectado por la pandemia de sida generó cuestionamientos en países africanos y en Europa.

Inquietud, indignación, enojo. Esos fueron las sensaciones expresadas ayer por funcionarios de gobiernos europeos y referentes de organizaciones internacionales de lucha contra el VIH/sida. Sentimientos generados por las declaraciones que el papa Benedicto XVI realizó durante su primer viaje a Africa, el continente que ostenta el procentaje más alto de personas que conviven con el virus del VIH/sida, en las que negó que la pandemia “pueda solucionarse con la distribución de preservativos” y –como si eso no bastara– aseguró que “su uso agrava el problema”. A pesar de los intentos de los voceros del Vaticano de encuadrar sus intenciones en un contexto de “educación en la responsabilidad”, el pontífice logró ganarse el mote de “indiferente” y “autista” en varios países europeos.

Es que el máximo representante de la Iglesia Católica no hace más que encender la polémica con sus expresiones. Todavía no quedó atrás el conflicto iniciado cuando decidió anular la excomunión a un grupo de sacerdotes que niegan la existencia del Holocausto, y ahora salió a negar la eficacia de los preservativos en la prevención del contagio del VIH/sida. Justamente en Africa, donde vive la mayoría de las personas infectadas con el virus.

“¿El Papa vive en el siglo XXI?”, se preguntó Alain Fogue, del Movimiento Camerunés por el Acceso a los Tratamientos (Mocpat), una de las muchas organizaciones que trabajan para paliar la pandemia en ese continente. En ese sentido, consideró que lo esbozado por Benedicto XVI “va a contramano de todos los esfuerzos de los últimos años del gobierno camerunés y de los actores implicados en la lucha contra el sida en el país”. Con él coincidieron referentes de la asociación camerunesa SunAids: “Nos pone en aprietos. Que no nos digan que lo que dijo no tiene un impacto en la lucha contra el sida”, deslizaron.

Las fronteras continentales no limitaron las reacciones, que encontraron mecha en países europeos. Luego de abrir el paraguas y dudar sobre el papel que el gobierno de su país juega en la polémica, Eric Chevallier, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores francés, expresó la “gran inquietud” que despertaron en el gobierno de Francia las declaraciones de Benedicto XVI, sobre todo, por las consecuencias que pueda tener en la lucha contra el sida. Según el funcionario, mensajes de este tipo “ponen en peligro las políticas de salud pública”.

El ex primer ministro francés Alain Juppé fue más allá y opinó que el Papa vive “en una situación de autismo total”. Las frases pontificias resultaron “consternadoras” para la ministra de Sanidad de Bélgica, Laurette Onkelinx, que las consideró “el reflejo de una visión doctrinaria peligrosa”. Desatada la polémica, el Ministerio de Sanidad de España envió un millón de preservativos a Africa.

Sin embargo, Benedicto XVI tampoco parece estar solo –el martes negó su soledad frente al conflicto en torno de los sacerdotes negacionistas– en esta nueva polémica. No pasaron muchas reacciones hasta que el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, saliera en su auxilio al indicar que, con lo dicho, el Papa “destacó el papel de la educación y la responsabilidad”.

Sin embargo, fue sincero frente a la prensa: “Con este viaje no hay que esperar un cambio de postura de la Iglesia Católica frente al problema del sida”, dijo Lombardi. La institución a la que representa sólo acepta la abstinencia como método anticonceptivo y profiláctico. Al respecto, el vaticanista Sandro Magister agregó que “la solución de la Iglesia es la fidelidad sexual; el preservativo es una falsa seguridad que sigue alimentando la promiscuidad sexual”.

El análisis de los referentes de organizaciones internacionales que trabajan en la prevención de la enfermedad a nivel mundial tuvo como expresión común la bronca. El director ejecutivo del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida –dependiente de las Naciones Unidas–, Michel Kazatchkine, indignado, pidió al Pontífice el retiro de lo dicho, tras juzgar sus palabras de “inaceptables, ya que niegan la epidemia”. En una frase “se cuestionaron años de trabajo”, opinaron desde Médicos del Mundo.

Página/12

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